lunes, 28 de noviembre de 2011

Franco Boczkowski: ¿Habrá sido por eso que te fuiste?



Mediodía en Atenas

La época tiene su atractivo de libro de historia
sumado al otro atractivo de ser actual
y quedar nada más que a unos cuantos pasos
de la puerta de casa, donde concentran, a veces, cada día,
sectores de masas diversos, atentos
a sus reclamos. Este mediodía en Atenas
enfrentaban, congregados, el ajuste.
Este mediodía, el sol, en Córdoba, mostraba
toda su experiencia de miles de años,
la preparación de una huelga general
en Grecia, contra la troika que negocia condiciones
para una nueva ayuda financiera,
aunque el ministro de finanzas asegure
que el dinero alcanza para pagar hasta noviembre,
y aquí la FIAT informe que no habrá suspendidos el viernes
porque Brasil empezó a mover, nuevamente, los mercados,
el 19 de octubre marcharon en Atenas
más de medio millón. Decenas de miles
en todas las ciudades griegas
mostraban el futuro de la Unión Europea,
porque las ciudades, como las personas, cambian,
aunque el sol del mediodía sea el mismo (el mismo sol
que permitió a Aristóteles estudiar los eclipses
y la poesía) y aunque se insista con estar blindados,
Volkswagen aquí adelanta vacaciones,
Renault suspende por falta de insumos,
y nos movemos, alterados, bajo el sol inalterable
del mediodía, entre la experiencia, la mentira,
la convención y las posibilidades de que ocupemos la historia,
como en Atenas hoy se ocupaban
edificios públicos, calles y portadas
en los diarios del mundo.


Hoy también

Como hombres de razón que somos,
nos mantiene vivos
un montón de asuntos pendientes,
según hoy mismo he comprobado cuando,
luego de ordenar, con paciencia
pero sin tranquilidad, mis papeles,
haciendo que el tiempo me pase
en lugar de dejarlo pasar,
renunciando a cualquier expectativa de abandono
o permanencia contemplativa,
y entregándome, para mi mayor seguridad,
a la razón del tiempo y al ordenado deber
de cumplir con los días,
en éste de hoy,
he dejado mi casa tranquila
(cotidiano, nuevamente, imperativo de la razón)
para salir a buscar,
casi sin razones, salvo
la de agregar algunos asuntos
nuevos a los ya pendientes,
y volver a comprobar que no hay ninguna,
salir a buscar, entonces,
la necesaria porción de bienes
y servicios previos
a la felicidad.


Gran depresión
adeudado a Ezra Pound
“For us, there is only the trying. The rest is not our business.”
T. S. Eliot

Es necesario gastar
para evitar caer en la depresión
dijo el FMI,
la crisis recesiva es ya intolerable.
No estamos en tiempos normales,
estamos en tiempos extraordinarios.
El déficit y la desaceleración,
la única forma de salvar la economía, dijo Bush.
Hay que echar el lastre para subir,
pero cuánto del pasado es desechable.
El crédito y el consumo se derrumban;
el capitalismo, tal como me enseñaron,
es una usura despiadada, un robo sin orden ni control;
el capitalismo nos ha enseñado
a no desear a la mujer del prójimo,
sólo su trabajo,
que vale más que una mujer.

Era una decisión,
la caída del euro no te iba a afectar en lo más mínimo.
¿Habrá sido por eso que te fuiste?
Los países de Europa tienen bancos más grandes que sus estados nacionales;
es imposible cualquier salvataje.
La Unión Europea, querida,
será Europea pero no es para nada una Unión.
La ciudad se iba llenando de basura.
Pero no te importaba. Te ibas,
arreglabas los últimos asuntos.
Nuestras casas ya valen menos
que los créditos que por ellas pagamos.
Es mejor abandonarlas, irse a otra casa,
o dejar de pagar.
Es mejor irse, decidiste,
y diste origen y motivo a una gran depresión.
La realidad de las pérdidas contrasta con las ganancias ficticias.
Toda riqueza queda en el pasado.
Los periódicos hablan ahora de China y de América Latina,
pero los capitales se fugan, la moneda se devalúa,
y los “países emergentes” son sólo eso,
países en estado de emergencia.
Y mientras tanto, la ciudad se va llenando de basura,
y tres años de vida entran apretados en dos valijas.
Yo quedo afuera.
Sólo ocupo el lugar de la basura, el desecho despreciable de un pasado inventado y fabulesco.

¿Cuánto del pasado es desechable?
Los bonos tóxicos son créditos del pasado,
un banco vende el crédito, otro lo compra y lo quiere vender;
y todo queda en el pasado, querida.
Toda riqueza queda en el pasado.
Qué bella forma de inventarse uno y hacerlo llamativo.
¿O no?
¿Habré sido, alguna vez, parte del presente?,
¿o alguna esperada promesa por cumplir?,
¿algo más que un recurrente recuerdo fabricado?
Incluso cuando estaba al lado tuyo
y decías que había cosas que seguramente eran el amor
formaba todo un pintoresco recuerdo
que sería mejor tener que no tener.
Siempre es preferible olvidar que ignorar.
Sólo nos queda el intento y nada menos
de nada podemos arrepentirnos;
el resto no es asunto nuestro,
no hacemos dinero con este negocio.

No hagas caso, querida. No me prestes atención.
El despecho contamina más que la basura.
Veo, no es éste, seguramente, el olor natural de la ciudad.
Tampoco es tu hábitat ni el mío.
Fue sólo un pequeño pedazo de tiempo y de tierra que a ambos nos ha pertenecido
por sólo un pequeño pedazo de tiempo y de tierra.
La eternidad sólo se mide adentro de los museos.
No hagas caso.
Es solamente un conflicto por la basura
pero no es nuestra basura.
Basura son judíos y cristianos,
y con usura van juntos y olvidan
que son judíos y cristianos.
El capitalismo es una usura despiadada
que nos ha obligado
a no desear a la mujer del prójimo,
porque, después de todo, es propiedad privada.


Franco Boczkowski (Chaco, Argentina – 1983)
Inéditos