jueves, 5 de enero de 2012

Jorge García Sabal: Hace que se arrastra, que camina, que vuela




Un eje en leve rotación

Y lo que llegaba, hondo, en gotas pequeñas
que eran sí, pensamientos y sentimientos,
ensanchaba la tarde, la penumbra.
Y los pensamientos corrían sin ruido
uno junto al otro por un rato, y después,
sueltos, empezaban a subir, deslizarse, trepar.
Se agazapaban en completa calma como si
hubieran encontrado un punto y no pudieran,
desde ahora, seguir adelante. Y todo estaba
latente y apenas real y parecía un sentimiento
repentino, perceptible, un eje en leve rotación
dando cuenta del tiempo: el tiempo
como un hilo de chispas sin fin que fuera
por en medio de ese cuarto disperso, detenido,
aproximara entre sí las cosas, ahora, como
bostezo de palabras.

Y entonces, lo llegado, ya distante, casi
en ausencia, se escribía.


Insomnio

Sálvate de tu madre y del padre de tu madre y de la madre del padre.
Sálvate de tus hijos y de los hijos de tus hijos. Sálvate, de la
traición de la escoria. Sálvate por el hallazgo, por la ambición de
entrar solo por una puerta que da a un lugar solo.
Sálvate y queda mirando ese desierto : ciénagas de hambre ciénagas 

de sombra: sé un sueño solo sin voces ni gritos: tu huésped.


Entrada al sueño

Se siente caer y una zarpa lentísima,
un desorden de la memoria oscila
del rojo al negro, del blanco a la sombra
que da el blanco. Agotados los ojos
de la vigilia el corazón cede el paso,
y otro jardín de hojas desmañadas
busca nuevos caminos de terror o gloria,
otro mundo donde arder.


Tabla rasa

Los hombres y las mujeres de este pueblo
andan descalzos, pisan desnudo.
Ni el sol ni la lluvia ni la sombra
los hace felices o tristes; ellos
pisan desnudo, sin codicia.

Los hombres y mujeres de este pueblo
afilan piedras, engendran, festejan
con vino, tienen sueños nocturnos, mueren.
En silencio miran y pisan la tierra desnuda,
la aprietan, amontonan huesos, los tapan.

La gente de este pueblo es pobre y no
piensa más allá, no habla al futuro:
sólo apisona, ni feliz ni triste y
con huesos, piedras, sueños, cubre
y descubre lo que un día ha de nombrar:

memorias, involuntarios recuerdos, épicos
asuntos.


Sitio

Hice bien.
Esta noche tapé la jaula de los pájaros,
dejé sin luz a los peces que dormían
cautivos de un solo ojo, eché
por la escalera, justo en su última vida,
al gato.
Hice todo bien.
Ahora estoy solo y Billie Holliday me dice,
hamacándome, la voz llena de pasto y agria,
un cuento para dormir, un sueño. Ella
dice y cuenta cosas que conozco, hamacándome
suave, solos.

Ahora amanece, es el día para siempre.
Me hamaco. Estoy solo. Hice bien, todo bien.


Sola

Hace que se arrastra, que camina, que vuela.
Que está ciega y sorda y muda. Que no está.
Que es otra.

Hace de encerrada en un jardín, como sombra,
voz sin nadie entre el olor malsano de las flores
y los silbidos del viento; pero llama, se muerde,
parte la lengua.

Hace, rota, partida, nuestro días y noches:
Como novia, muerte, niña.



Jorge García Sabal
(Nació en Balcarce en 1948. Murió en Buenos Aires en 1996.)